Necesito unas vacaciones de por vida, recorrer el mundo en
barco y olvidar tu sonrisa. Quizás sonría y vuelva a ser la chavala que hace
dos años confiaba en cualquiera, Quizás dejé de tenerles miedo a todos esos
cabrones, quizás vuelva con más fuerza que nunca o quizás me olvide de todo lo
que me hizo daño. Ya va siendo hora ¿No?
He cambiado tanto que apenas reconozco a la extraña que me
enfrenta en el espejo, tiene la mirada desafiante, marrón, brillante e intento
distinguir si es odio o rencor lo que le da ese aspecto particular.
Suena música de fondo y me muevo lentamente, me suelto el
pelo, cierro los ojos y respiro profundamente, mi corazón ya ha sangrado
demasiado. No me he curado pero he cicatrizado con el tiempo, me he convencido
tanto a mi misma con lo de “Hay que vivir con el dolor” que he acabado por creérmelo,
no, no se puede vivir con el dolor, con algo que te mata lentamente.
No estoy ilusionada, ni contenta, ni eufórica, simplemente
estoy dejando de ser tan cínica y estoy volviendo a ser la chica que se sienta
sola al final del autobús con los cascos puestos, con mis pros y mis contras,
con mis cortes y sonrisas, con mi lengua bífida y mi simpatía ocasional.
¿Sabes? No me apetece ni llorar, ni reír, ni meterme con
nadie, ni disfrutar, ni nada, simplemente quiero estar sola, que me dejen
tranquila, que no me agobien, que me olviden. Quiero volver a ser yo y si nadie
me da un respiro dudo que pueda volver a serlo.
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