Sonrío por estar viva más que por vivir y repaso mis bocetos inacabados.
Hace tiempo que tengo claro que no vas a venir a salvarme y ya no lloro.
Mi corazón y mis lagrimas se han dado una tregua y han
decidido tomárselo con calma. Dar menos importancia al dolor, no
recordar a quien no dio motivos para hacerlo y no querer, a quién no es
capaz de querer a alguien más que a si mismo.
Puse mis manos, mis labios y mis letras a tu disposición. Mi alma no, mi
corazón tampoco y mi orgullo menos. Porque estar loca no incluye ser
imbécil. No voy a caer con todo el equipo, no voy a caer ni rendida ni a
tus pies. No voy a caer.
Sucumbí a la necesidad de tener a alguien y ahora qué. Ahora sonrío y me conformo con algo que me sacia pero no me llena.
La guerra fría que creamos después de quemarnos me está dejando hecha polvo.
Yo no dejo de gritar y lazar preguntas cuyas respuestas ya sé. Cuyas respuestas no quieres pronunciar.
Me he borrado de la lista de chicas a las que se les llena la sonrisa de
vida al escucharte y de la lista de chicas que suspiran por ti. También
he tachado mi nombre de la lista de chicas que te bailaban el agua y de
la lista de chicas que te perdonaban todo.
Los corazones no se llenan tan sólo con amor. Créeme.
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